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Mientras la guerra de Ucrania se empantana, los atentados perpetrados en Israel por Hamás el 7 de octubre, 50 años después del inicio de la Guerra del Yom Kippur, sorprendieron a todos, ya que no habían sido previstos por el Gobierno israelí. En un mundo cada vez más dividido, esta nueva guerra ha terminado de enterrar los Acuerdos de Oslo, firmados hace 30 años, que debían garantizar una nueva era de paz entre Israel y Palestina.
Este atentado se produce también el día del cumpleaños de Vladimir Putin, que sin duda querrá aprovechar este conflicto para hacer sentir su presencia en el ámbito geopolítico. De hecho, al reforzar el frente occidental, esta guerra acelera la polarización y deja en un segundo plano la atención de la comunidad internacional a Ucrania.
Este nuevo conflicto pone potencialmente en tela de juicio los Acuerdos de Abraham, justo cuando Israel y Arabia Saudí estaban a punto de firmar un tratado de paz que anunciaba una nueva organización de la región. Por otra parte, los estadounideses siempre han tenido dificultades para gestionar varios conflictos externos al mismo tiempo en Oriente Próximo. Ante la inminencia de las elecciones presidenciales estadounidenses del próximo año, la situación parlamentaria se ha complicado con la histórica destitución de Kevin McCarthy, presidente republicano de la Cámara de Representantes. Aunque a corto plazo se ha evitado el shutdown, técnicamente, se ha suspendido la ayuda a Ucrania. Además de los 43.900 millones de dólares de ayuda estadounidense proporcionada desde el inicio del conflicto de Ucrania (es decir, el 4% del presupuesto de defensa), aún se necesitan 60.000 millones de dólares para apoyar al país, según la Casa Blanca.
La última encuesta disponible muestra hasta qué punto los estadounidenses están cada vez más divididos sobre la ayuda a Ucrania. Destaca especialmente el caso de los votantes republicanos, más del 60% de los cuales cuestionan el gasto que ya se ha realizado desde el comienzo del conflicto. En este contexto, podemos imaginar que ahora se dará prioridad a Israel.
¿Qué impacto tendrá en el mercado?
Históricamente, cuando hay tensiones geopolíticas, los inversores tienden a recurrir a valores refugio como el oro, el yen, el franco suizo y los bonos del Estado de máxima calificación, lo cual se pudo apreciar, especialmente en el caso del oro, en los primeros días después del ataque. Los conflictos en Oriente Próximo suelen generar volatilidad y presión sobre los precios de la energía, ya que la región es un gran exportador de esta y una vía de navegación clave, como es el caso del Estrecho de Ormuz. Se espera que el mercado siga centrado en el riesgo energético, es decir, los precios del gas y del petróleo, que podrían seguir bajo presión y dar muestras de volatilidad a medida que se acerque el invierno. Los riesgos para el crecimiento mundial podrían materializarse si Israel entrara en conflicto directo con Irán, lo que llevaría el precio del barril de petróleo muy por encima de los 100 dólares. Una extensión del conflicto no es nuestro escenario actual.
Si desea saber más sobre nuestros análisis, le invito a leer este número, que analiza en particular las consecuencias de esta crisis para los precios del petróleo y la menor dependencia de nuestra economía del oro negro.
Monthly House View, 20/10/2023 - Extracto del Editorial
02 noviembre 2023